🌱 Pequeños cambios, grandes transformaciones.

Recomendaciones y cuidados durante el embarazo

Durante el periodo del embarazo que transcurre entre 37 y 42 semanas aproximadamente, se divide en trimestres. En cada uno de ellos, tanto la mujer como el bebé experimentan transformaciones visibles y no visibles. Existen dos períodos: el primero es el embrionario, que dura 8 semanas, donde se forma el bebé (embrión), y el segundo, que va desde la novena semana hasta el parto, es cuando el embrión ya está formado y se le llama feto. Los cambios en el desarrollo y crecimiento del bebé van desde el inicio del primer mes hasta el último mes.

Cuidados durante la gestación

Desde el inicio de la gestación, ya sea planificada o no, lo fundamental para que el embarazo se desarrolle de manera saludable y llegue a término adecuadamente es prevenir, cuidarse y contar con el apoyo familiar y de la pareja, para mitigar los riesgos que conlleva un embarazo. Durante la gestación, el feto se alimenta de la madre a través de la placenta, por lo que la madre debe priorizar una alimentación balanceada que incluya alimentos ricos en nutrientes esenciales como el ácido fólico, hierro, calcio y proteínas. Una dieta saludable no solo beneficia al bebé, sino que también mejora el bienestar físico y emocional de la madre.

Si la madre no lleva una alimentación adecuada, el bebé puede nacer con bajo peso, y la madre podría experimentar pérdida de fuerza muscular y fatiga, lo que afectaría su capacidad para amamantar y su bienestar general. Por otro lado, un aumento de peso excesivo puede poner en riesgo la salud tanto de la madre como del bebé, por el riesgo de desarrollar complicaciones como diabetes gestacional, hipertensión o preeclampsia, lo que afecta la salud materna y fetal. Por eso, es fundamental acudir a los controles prenatales de manera regular, seguir las recomendaciones médicas, tener una buena alimentación y manejar el estrés.

Además, el apoyo emocional de la pareja y la familia es clave para prevenir la ansiedad y la depresión durante el embarazo. Mantener una actitud positiva, practicar ejercicio moderado y disfrutar de momentos de relajación son factores importantes para garantizar una gestación saludable y un buen inicio para el bebé.

No solo la alimentación es fundamental para el buen desarrollo del embarazo, debemos incorporar un buen descanso, actividades físicas como las caminatas diarias, tomar la cantidad necesaria de líquido al día, y mantener una buena comunicación con la pareja y el entorno familiar,

Sugerencias en cuanto a la alimentación

Para mantener un peso adecuado durante el embarazo, es recomendable que la madre cuente con el apoyo familiar y de la pareja para poder llevar a cabo una buena alimentación. Si todos en el hogar siguen una alimentación saludable, la madre se sentirá más motivada al ver que los demás también comen de manera similar. Esto no quiere decir que no tenga antojos, o que no quiera comer algo diferente de vez en cuando.

Una buena alimentación es fundamental durante y después del embarazo. En cuanto al consumo de agua, lo más recomendable es beber entre 1,5 y 2 litros al día, ya que esto favorece una buena digestión, ayuda a eliminar toxinas y previene el estreñimiento. Es importante consumir:

  • Pan y cereales integrales, ya que aportan vitaminas y minerales al organismo.
  • Las frutas y hortalizas deben consumirse en abundancia, y en la mayor variedad de colores y presentaciones posibles.
  • También se recomienda incluir carnes rojas y blancas, pescados (su consumo favorece el crecimiento intrauterino), huevos, frutos secos y legumbres.
  • Las grasas saludables, como el aceite de oliva, los aguacates y los frutos secos, son excelentes opciones.
  • Es importante consumir lácteos bajos en grasa, como leche pasteurizada, yogurt y quesos bajos en sal.
  • También es beneficioso utilizar limón para aliñar vegetales y ensaladas, debido a su alto contenido de vitamina C.

Y es recomendable evitar el consumo de:

  • Carnes crudas (como carpacho) o semi crudas, pescados crudos (como sushi) o enlatados.
  • Debe evitar el consumo de café y té, ya que puede afectar el desarrollo del bebé.

La preparación previa en los alimentos es esencial, sobre todo, realizar lavado de manos antes y después de prepararlos, así como al comerlos, para evitar posibles diarreas o gastroenteritis. También que los alimentos estén frescos y no sean procesados.

Aportes de vitaminas y minerales: Su importancia en el embarazo

Las vitaminas y minerales son imprescindibles durante la gestación. Sin embargo, es importante entender qué factores pueden llevar a un consumo insuficiente o incluso nulo de estos nutrientes esenciales. Estos nutrientes se encuentran en una alimentación balanceada, y es fundamental que se consuman en las cantidades requeridas diariamente. A continuación, se detallan algunas de las vitaminas y minerales más necesarios durante el embarazo:

Calcio: Su consumo favorece el desarrollo de los dientes y huesos del bebé y la madre. También ayuda a reducir el riesgo de preeclampsia, previene la osteopenia (pérdida ósea menos grave que la osteoporosis) y los calambres musculares. El calcio se puede obtener a través de la leche y el yogurt, en las proporciones indicadas.

Vitamina D: Facilita la absorción del calcio, previene enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión y diabetes, y ayuda a evitar el raquitismo en el recién nacido. También refuerza el sistema inmune y el desarrollo esquelético, además de prevenir la depresión materna. La vitamina D se encuentra en alimentos como los huevos, la leche, la mantequilla, la margarina y el atún en aceite.

Hierro: Es esencial para la formación de glóbulos rojos en la sangre, lo que permite suministrar oxígeno al feto. Ayuda a promover el desarrollo de la placenta, previene la anemia y reduce el riesgo de bajo peso al nacer y parto prematuro. El hierro se puede obtener de carnes rojas magras, sardinas, hortalizas oscuras, lentejas, huevos, nueces y frutos secos. Es importante consumirlo en las porciones adecuadas, ya que el exceso puede causar alteraciones neurológicas fetales, y su deficiencia puede generar depresión materna y disminución de la función cognitiva en la infancia. En madres anémicas, se recomienda la suplementación, la cual debe ser indicada por un especialista.

Ácido fólico: Su consumo es fundamental durante todo el embarazo, incluso si se obtiene a través de los alimentos diarios. El ácido fólico previene los defectos del tubo neural, como las anomalías graves en el cerebro y la médula espinal del feto. Además, ayuda en la producción de glóbulos rojos y blancos, y en el desarrollo de los tejidos del feto, evitando los riesgos de espina bífida.

Vitamina C: Su consumo ayuda a prevenir partos prematuros, hipertensión e infecciones respiratorias. También mejora la función pulmonar en el neonato y reduce las incidencias de sibilancias. La vitamina C se encuentra en los cítricos y sus zumos.

Ácidos grasos Omega-3: Son esenciales para el desarrollo del sistema nervioso del feto. Estos ácidos grasos se encuentran en el pescado azul, el arenque, el salmón y las sardinas.

Vitamina B12: Es crucial para la función del ADN y el desarrollo neurológico. La vitamina B12 previene la disminución del rendimiento cognitivo del recién nacido y se encuentra en los cereales.

Vitamina E: Promueve la función antioxidante, ayuda a prevenir abortos, malformaciones cognitivas y muerte fetal. La vitamina E se encuentra en aceites vegetales, frutos secos, semillas, germen de trigo y margarinas.

Zinc: Actúa como antioxidante, favorece la función neurológica, el sistema inmune y la regulación de la presión arterial.

Yodo: Es esencial para la síntesis de la hormona tiroidea, y ayuda en la prevención de abortos y alteraciones en el desarrollo cerebral.

Vitamina A: Se encarga del desarrollo ocular y esquelético del feto, además de ayudar a prevenir partos prematuros y la xeroftalmia (ceguera). Sin embargo, su consumo excesivo podría perjudicar al feto. Es importante que el consumo de vitamina A se realice solo en casos de déficit, y la cantidad adecuada debe ser determinada por el especialista.

Recomendaciones generales

Se pueden incorporar actividades como la lectura, caminatas diarias, el descanso y la música, especialmente si es relajante. Estas actividades no solo son beneficiosas para la madre, sino también para el bebé, ya que ayudan a estimular su desarrollo cerebral. Además, la música relajante puede reducir el estrés materno, lo cual tiene un impacto positivo en el bienestar del bebé, generándole un entorno seguro para el desarrollo fetal. Las caminatas diarias contribuyen a la salud cardiovascular, reducen el riesgo de complicaciones como la hipertensión y favorecen la circulación sanguínea, mejorando la frecuencia cardíaca y la oxigenación de los tejidos, lo cual también es esencial para el desarrollo del bebé.

Conclusión

Es por ello que la atención prenatal no solo se centra en resolver problemas, sino también en prevenir complicaciones y asegurar el bienestar tanto de la madre como del bebé. A través de la atención regular con un especialista, se pueden identificar y tratar posibles riesgos, asegurando una gestación saludable. Además, es fundamental mantener una buena comunicación con la pareja y el entorno familiar, ya que el apoyo emocional de los seres cercanos desempeña un papel clave en la salud mental de la madre, reduciendo el riesgo de estrés y depresión durante y después del embarazo. La conexión emocional y física que se fomenta en esta etapa tiene efectos directos en el bienestar de ambos y ayuda a construir una base sólida para la llegada del bebé.

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